Cultura rusa
Válenki (en ruso: валенки)
Desde el siglo XIX, en la tradición musical popular de Rusia se han compuesto diversas canciones de origen gitano que resaltan la vida cotidiana del campesinado. Una de las más conocidas desde inicios del siglo XX, gracias a las grabaciones de cantantes populares como Nina Dulkiévich o Lidia Ruslánova, es "Válienki", el nombre ruso para las botas de fieltro. Su forma singular es valiénok, sustantivo masculino. En la jerga coloquial, un valiénok es también una persona sencilla.
Estas prendas, tan comunes durante el invierno en Rusia desde tiempos inmemoriales, son ideales para caminar sobre la nieve sin problemas. Generalmente son botas cortas, que cubren apenas los pies y los tobillos. Suelen fabricarse en colores oscuros pero también en blanco. Es tradición que las mejores válienki son las que se fabrican en las provincias de Nizhni Nóvgorod, Kostromá y Yaroslavl. La ciudad de Moscú alberga un museo de los válienki, prueba de la importancia de este calzado en la vida cotidiana de la población rusa. (Autor: Rainer Matos)
Lapti (en ruso: лапти)
Cada cultura usa los medios a su disposición para fabricar su vestimenta. En la época medieval temprana, en la región comprendida entre los lagos Ládoga, Onega e Ilmen, alguien tuvo la idea de utilizar una fibra que se obtiene del material que hay entre la corteza y la madera de árboles finos, llamada líber en español, para fabricar zapatos. Estos obtuvieron el nombre de lapti (en singular lápot), que se parecen mucho a una canastilla pero adaptados para el pie humano.
Se trató siempre de un calzado hecho para las clases bajas de los grupos ugrofineses y eslavos orientales por su simpleza creativa pero poca durabilidad. De hecho, la palabra lapotnik en ruso se usa para designar despectivamente a una persona muy pobre que, como no puede comprarse buenos zapatos, usa lapti. Durante la Gran Guerra Patriótica (1941-1944), los bombarderos alemanes Junker-87 recibieron en la Unión Soviética el nombre de lapotniki o laptiozhnik debido a la forma característica de su tren de aterrizaje, parecida a un lápot. Este calzado es muy similar a la alpargata ibérica, que llegó a México procedente de España pero que no sorprendió a los indígenas, quienes ya utilizaban alpargatas de fibras naturales. (Autor: Rainer Matos)
Sopa Rassolnik (con video-receta)
El Plov
Desde sus inicios, Rusia ha sido un crisol de muchas culturas. Una de ellas es la tártara, debido a diversos acontecimientos históricos. Acaso el principal platillo que se ha preservado de la cocina tártara del Asia Central es el plov (se pronuncia “plof”) o pilaf, el cual proviene de Uzbekistán. Se sabe que Alejandro Magno lo probó en su visita a Samarcanda y se cree que sus soldados lo llevaron de vuelta a Europa.
En Rusia, el plov más típico es un plato seco que se prepara con arroz, cebolla, zanahoria y carne de cerdo, res o cordero. Ésta se corta de modo que quede en pedacitos, los cuales se asan y se incorporan al arroz cocido, para agregar un toque de ajo al final al gusto. Aunque en Rusia se ha estandarizado la receta de esta manera, cada país tiene sus propios ingredientes y condimentos. En Azerbaiyán, por ejemplo, el plov tiene más de 40 variedades, entre las que destacan el que se elabora con frutos secos, el de alubias o incluso el que lleva huevo. El platillo con el que más se vincula al plov en Occidente es la paella española, bien conocida en México, a la cual se parece mucho excepto porque no lleva mariscos.
(Autor: Rainer Matos)